| “Pese a que su muerte era esperada, la sorpresa y la pena me  embargaron esta mañana al escuchar la noticia. Un capo del periodismo,  hombre culto, claro y consecuente en sus dichos, capaz de remecer hasta  al más frío e inconmovible con su labia, inició su camino al Más Allá”,  así comento Milton González, un ingeniero fanático de los deportes cuyo  ídolo máximo era Julio Martínez. Julio  Martínez, alias JM, no sólo era admirado por sus pares, también por  varias personas como Milton, quienes hicieron sentir su pesar por la  partida del profesional en todos los espacios que los medios  facilitaron y con su presencia en la Iglesia de la Divina Providencia  donde son velados sus restos. Colegiado  el 12 de junio de 1957, Julio Martínez Pradanos estaba registrado con  el número 188 en el Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas.  Desde su infancia tuvo gran fascinación por los deportes, al punto que  redactaba críticas estando en la escuela. Aunque quería estudiar leyes,  el destino le tenía preparado otro camino, que lo llevaría a ser  reconocido por varias generaciones que crecieron escuchando, leyendo o  viendo sus cuidadosos comentarios. Cómo  olvidar aquella frase de “el viejo y querido Magallanes”, su lenguaje  pulcro, igual que sus apariciones en pantalla. Sus años de trabajo en  radio, diario y televisión fueron inspiración para generaciones de  periodistas. Y lo siguen siendo, así lo cree Cynthia Silva, deportista  y egresada de periodismo: “ Julio Martínez no fue periodista deportivo,  fue poesía pura, pasión y sinceridad. Y es que en un ambiente donde las  estadísticas, números y resultados parecían prima, él aliñó con sus  sabrosos comentarios, con la historia y con opiniones que nada más que  la vida podían darle”. Y  agrega: “La transparencia de las palabras de JM consiguieron que este  grande del deporte, este maestro del periodismo, se internara en los  recuerdos de todos quienes amamos, disfrutamos o seguimos el fútbol Un  domingo no estaba completo hasta que después del recuento de goles se  escuchaba esa voz calmada y sabia con algún acertado comentario que no  dejaba a nadie indiferente frente a la pantalla”.      |